Lo sabía.
No puedo culpar a nadie, ni siquiera a Paul Auster.
Antes de ponerme con el libro, sabía que sería una pérdida de tiempo, que me aburriría, estaría tentado 250 veces, una por página, a dejarlo.
Sin embargo, voy y abro "Sunset Park", leo todo, confiando que el escritor se guardaría una gran baza final que me dejaría atónito, porque no era posible que esa insipidez, ese desorden, esos personajes traídos por los pelos y escasamente desarrollados, hubiesen generado tantos comentarios positivos, tanta reseña glorificadora, cuando se publicó, allá por 2010.
Vaya usted a saber.
Pero yo no he encontrado nada, excepto unos deseos enormes de reclamar que me devuelvan el dinero.
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