Apostar

  La mayoría de los asuntos que nos enturbian la existencia son resultado de la equidistancia. Existimos en el punto exacto entre el ser y el no ser. Vivimos sin compromisos, siendo sin ser. Impermeables. Inodoros e insaboros, por tanto. Creo que nos falta apostar por cosas. Jugarnos la comodidad por cosas. Morir por cosas.
He leído esta mañana en un artículo (basado en una tesis doctoral) del Psychology Today que una de cada 5 mujeres en una relación sentimental estable tiene, lo que en el artículo llaman, un backup boyfriend; o sea, una persona con la que mantienen una cierta relación a la que echar mano si la “primera” relación no fructifica o no se desarrolla según lo esperado. Es un ejemplo, hay otros muchos que no atañen a mujeres ni a las relaciones sentimentales. Pero, nos sirve de ejemplo en cuanto a tendencias. Y la tendencia es hacia la cobardía. En el caso que refleja el artículo el temor a que no vaya bien con la relación actual, motiva a ciertas personas a no apostar por ella y a pensar que no vale la pena hacerlo porque si no sale bien, ya hay un “novio de reemplazo”. Miedo y cobardía son una mala mezcla. Y los resultados no suelen ser buenos. Apostar por aquello en lo que creemos no suele asegurar la continuidad ni consecución, pero suele dar mejores resultados que la equidistancia.
Así que, mientras el planeta sigue girando, yo, como humano que soy, deseo que la gente apueste por cosas, por las que cada cual crea importante. O, ya que la “la gente” es un concepto demasiado impreciso y opaco, precisando un poco, desearía que aquellos más cercanos, quienes me quieren o a quienes quiero apuesten por cosas, se jueguen la vida y se satisfagan venciendo la cobardía de la equidistancia. Y yo, yo también quisiera ser capaz.
 
©Osbel Concepción