Ocurre a veces que nos topamos con información que nos parece sorprendente. Algo inusual, capaz de hacernos felices o infelices por un rato -suele ser el lapso que duran ambas emociones, después regresamos a la infecta cotidianeidad. La nueva era que parece haber comenzado con el siglo está revirtiendo muchos órdenes, sociales, políticos y, fundamentalmente, mentales. Las cosas ya no son como solían ser y cada día nos demuestra el triunfo de la idea, de la creatividad que roza en ocasiones la inverosimilitud.
Me ha llegado un enlace al siguiente video:
Uno lo ve y piensa que es algo hermoso, ¿no? Nos ayuda esa cancioncilla de fondo repitiendo: I want to change the world. Le entran a uno ganas de buscar a Lucas y, cuando menos, darle un abrazo, decirle tío que idea más buena has tenido, la pasta que te debes haber gastado, y la calidad del video, es perfecto, anda que te invito a unas cañas. Es lo menos que se puede hacer.
Sin embargo, tengo la mala costumbre de hurgar detrás de las anécdotas, como ese niño que no para de rascarse la herida aunque los padres le hayan pedido cientos de veces que no se toque, así no te va a sanar nunca. Y aunque sepa que por norma general ese hurgar va a conducir únicamente a decepciones, insisto en ello, como si necesitara decepcionarme, avalar siempre esa parte doliente que acompaña a casi todas las cosas.
Pues bien, hurgo: el video anterior es apenas un campaña publicitaria de Atrapalo.com, una empresa dedicada a la venta de entradas para espectáculos, cine, teatro, entre otros servicios. Lo relata un creativo de la empresa de publicidad: "Lucas es un brasileño que vivía en Barcelona. Para despedirse, tuvo una maravillosa idea: soltar media docena de globos con entradas para una obra de teatro, agradeciendo así los buenos momentos que pasó en la ciudad. Era una idea perfecta para Atrapalo.com, uno de nuestros clientes. Así que le propusimos rodar el vídeo y facilitarle cientos de globos para que pudiera despedirse a lo grande de toda la ciudad. Por primera vez, trabajamos una idea que no era nuestra, sino de Lucas, que es quien la firma. Y Atrapalo.com invirtió en un proyecto que no era suyo, sino de Lucas, que es quien lo firma... Algunos usuarios comentan que no saben si es publicidad; unos pocos dicen que si esto es publicidad, ya no les gusta –tal vez sea muestra del odio que el marketing ha despertado en ellos durante tantos años de mal comportamiento-; y la mayoría, afortunadamente, admite que sea o no publicidad, les encanta."