Novelas, series y japos

  En mayo de 1948, apenas tres años después de la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial, fue publicada en Estados Unidos la novela “Los desnudos y los muertos”. El autor era un hombre de veintiséis años llamado Norman Mailer, quien gracias a este libro fue aupado a los altares de la narrativa mundial y a quien se le llegó a comparar con los Hemingways y Tolstoys. 



Norman Mailer formó parte de las tropas que tomaron Japón después del lanzamiento de las bombas Little Boy y Fat Man desde  los plateados aviones B-29; sirvió en el Pacífico Sur y allí es donde sitúa a sus hombres: en la isla Anopopei.

Mailer relata las vivencias de un grupo de soldados, sus intimidades, penurias, alegrías, vergüenzas, banalidades, miserias, triunfos. Los héroes de Mailer en esta novela son realmente lo contrario a eso: el intelectual que roza el alter ego autoral, el casi sádico sargento, en campesino sureño; el minero anarquista de Montana, el irlandés católico de los barrios bajos de Boston, la sombra de ese general producto del integrismo de la América más profunda y que se revelará secreto admirador de la disciplina y las doctrinas nazi.

Ese trópico inhóspito, la selva cerrada, el espíritu del ejército japonés, el clima apabullante, las rencillas y peleas internas son algunos de los enemigos con los que tendrá que lidiar el pelotón. Eso además de, y principalmente, la muerte que todo lo circunda y lo enturbia.

La novela me ha venido a la memoria mientras miraba casi obsesivamente los 10 capítulos de la serie de HBO The Pacific. Imagino que las vivencias de todos quienes vivieron similares circunstancias sean, en consecuencia, afines y al menos dos de las personas en las que están basados los personajes de la serie dejaron libros de memoria sobre esa época de su vida (With the Old Breed de Eugene Sledge y Helmet for My Pillow de Robert Leckie). No obstante, es sencillo encontrar una similitud aplastante entre ambas obras, fundamentalmente entre la primera mitad de la novela y los primeros capítulos de la serie. Nada de esto  impide que la narrativa televisiva sea una muestra inquietante de los sentimientos y la capacidad de maldad de la que somos capaces, y del sentimentalismo, y de la bondad, y del miedo, y de un largo etcétera.

Son muchos quienes creen que el mejor cine de Estados Unidos se está produciendo desde las cadenas de televisión, tanto en sus series como en las TV Movies. No lo sé. Sin embargo, doy fe de que un televidente profundamente decepcionado como yo ha vuelto a hallar cierto apego al medio a través de algunas de las series que pululan en plataformas y descargas. También lo es The Pacific y su hermana "Hermanos de sangre" (Band of Brothers). Ambas producidas por Steven Spielberg  y Tom Hanks. El equipo de realización repite casi en su totalidad.

Es por lo menos curioso que con 62 años de diferencia desde la publicación de la novela y el estreno de la serie en 2010, los puntos de vista sean tan similares dentro del mismo limbo de desencanto y razonable crítica a las sociedades modernas.