Lo que nos queda por vivir

Hoy, en un domingo más de trabajo, mal pagado como cualquier trabajo que se haga un domingo, me dio un pequeño dolor en el pecho. Uno de esos dolores que acojonan siempre. Me quedé mirando la pantalla del ordenador y me pregunté qué tal si los siguientes segundos fueran todo lo que te queda por vivir.
Una putada, apenas. A mucha gente le ha pasado y no han podido siquiera pensar en ello.
Después vino España y ganó la Eurocopa, hubo cantos, jolgorio en las calles de un barrio de Barcelona y la siempre inquietante imagen de una bandera que ondea desde una mano sin cuerpo asomada por la ventanilla de un coche.
Y me acordé de Omara Portuando, esa mujer que nunca me cayó bien, pero que cantaba esta canción que tarareé durante todo el trayecto hasta casa y que escuché después, acompañando un café y un cigarrillo.